martes, 2 de noviembre de 2010

La Palabra, mi casa

En la palabra encontré mi norte
queda al sur del mundo
esta es mi casa señores
donde no entrará cualquiera
no derribaran mis adobes
ni plantaran palmeras.
No necesito un mantel
mas largo que esta, mi mesa
yo prefiero la puerta ancha
de la amistad sincera
con el sombrero en la mano
que vengan por agua fresca.

Que traigan todas las letras
a decirme lo que quieran
sentado en mi portal
esperaré quién llega.
Si su mano mi mano apreta
con la fuerza que debiera
será la clave entonces
que atraviese mis trincheras.
De sol a sol yo espero
y en mis sueños con luna nueva
que una palabra se presente
cortes con quien debiera
pero no esperen indulgencia
si la palabra es traicionera.

Me gusta mas la pasión
de una doncella encantada
por la palabra que dijera
del amor que me acompaña
de sus manos, sus caderas.

Si las letras me persiguen
que no sean tan soberbias
no pretendan que las alce
sobre relucientes cabezas
ni que brinde en copa de oro
yo las tomo en copa de greda.

"Humilde" se escribe seis veces
en un reglón sin letras
para "soberbio" no me alcanza
ni siquiera en este poema.

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